Cuando decidimos como innovadores emprender más allá de nuestras fronteras, entendemos que la circunscripción de ideas y proyectos comerciales a territorios nacionales nos coarta, limitando no sólo las posibilidades de expansión de negocios, sino que también nuestra propia esencia.
En algunos casos, como es el caso de NotBank, la regulación en cada uno de los países en los que decidimos proyectarnos …varía. Es decir, con la apertura de cada nuevo país, sumamos más y más reglas que deben ser revisadas, documentación que debe ser aprobada por los reguladores locales, y, por cierto, controlada en una etapa posterior.
Es a esta problemática a la que podríamos llamar el desafío del compliance internacional: cumplir con varias normas regulatorias locales al mismo tiempo, sin afectar la operación del negocio, donde reside el verdadero corazón de la organización.
¿Cómo evitamos que la innovación y la capacidad creativa se cristalicen en un mar de burocracia?
La respuesta que hemos encontrado es lo que podríamos llamar “la regla de oro del compliance internacional”, que se logra con la aplicación de los siguientes pasos:
- Estudiar las normas locales de cada uno de los países en los que se vaya a ingresar comercialmente.
- Comparar en detalle dichas regulaciones.
- Determinar cuál es la norma más estricta que se aplica en una determinada situación.
- Aplicar esta última norma como estándar de la organización.
Esto quiere decir, que en aquellos países donde la norma más estricta no sea parte de su legislación nacional, de todas formas usemos ese criterio como punto de partida para los procedimientos y manuales de la entidad, basados en la potestad de autorregularse de las organizaciones empresariales.
Existen múltiples razones para la implementación de “la regla de oro”:
- Evitar que existan dos normas distintas para una misma situación dentro de la organización:
Es importante recordar que, en las entidades de innovación internacional, se tiende a compartir personal, procesos y recursos entre los diversos países a los cuales se prestan servicios o se venden productos, por lo que el obligar a todas las áreas a distinguir la norma aplicable en cada caso, encarece notablemente los costos operacionales, además de multiplicar las probabilidades de cometer errores que afecten la reputación de la organización.
2. Aplicar el estándar más complejo al momento del diseño del proceso correspondiente:
Esto evita el tener que generar ajustes que aumenten la complejidad de los procesos en el mediano plazo, y, por tanto, afecten la productividad del equipo.
3. Mejorar la reputación de la organización:
Aplicar estándares más altos en la gestión organizacional, tiende a mejorar la experiencia del cliente, y, por lo tanto, la reputación de nuestra institución en el ecosistema, lo que redundará en una mejor acogida de los productos y servicios que vayamos a ofrecer.